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CAPITULO VII

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Arrojó lejos de sí los restos muertos y se volvió hacia el muchacho que estaba paralizado por el miedo en el húmedo muro. En sus ojos pávidos tuvo, como un fogonazo, el reflejo de su cara: parecía cortada a cuchillo, pálida, enteca, con aquellos dientes afilados que le daban el aspecto del peor demonio de las pesadillas, y aquellos ojos rojos que miraran como un basilisco a la pobre vida horrorizada que tenía ante sí, a aquel pobre joven que se desmadejaba en la humedad verdinegra del viejo muro del patio.
-¿Qué nombre te pusieron tus padres ? -preguntó el vampiro, antes de cercenar la vida de su víctima.
-Helio... -exhaló el muchacho.
-¡Helio, el sol !... ¡Por eso te mataré con ubérrimo placer, porque es lo que más odio!.
Y mientras el monstruo absorbía la sangre que salía a cascadas de la garganta de su víctima y que manchaba con profusión su camisa y su abrigo, tuvo fogonazos de una tierra misteriosa y de un antiguo castillo que se levantaba soberbio sobre las colinas, recortando su anfractuosa silueta sobre una luna fungosa y mistérica, viendo así mismo seres horrendos, crímenes innominables y, sobre todo ello, fulgió un atisbo apenas de sus orígenes. Inmediatamente después, las imágenes fueron más nítidas, más exactos los recuerdos, hasta que contempló los capítulos de su historia como se lee en las páginas de un libro: Recordó las batallas, los vinos de la bodega, los libros de la biblioteca y la sangre de la doncellas.
Los acontecimientos los rememoró con certeza, pero los recuerdos de las personas eran todavía difusos: Apenas entrevió entonces el rostro angosto y cerúleo de su padre in terris e in tempore. El anciano había invocado a Shaitan el Antiguo en multiplicidad de ocasiones y había obtenido ciertas prerrogativas, más allá de las que le otorgara la cuna. El viejo conde, a despecho de su actual situación, había sido en su otra vida un villano caracteriológico, pese a parecer una pavesita. Nadie entendía la razón por la cual aquel joven vigoroso tuviera que ser vástago suyo... Quizás no lo fuera. No obstante, lo que a los lugareños le preocupaba era que después, cuando recibió el legado tenebroso, se convirtió en el huésped permanente de las pesadillas de sus vecinos y, recurrentemente, en algo más.
Recordaban los más ancianos de la comarca, porque así se lo dijeron sus padres y a ellos los padres de sus padres -y así hasta remontarse a las oscuridades de los tiempos más antiguos- que el conde había nacido en el día de Navidad y, de por sí, eso ya era mal presagio. La contravención de dicha epifanía, auguraba, a todas luces, el advenimiento de un ser torcido, de naturaleza aviesa, maligna. El gran macrobita vino al mundo como cualquier hombre, pero acabó viviendo a base de los otros, sacando su pálpito de la más pura esencia del Eros... Modestus Aureolus Sanscoeur vio la luz terrenal en el alba del siglo catorce y, dicen los ancianos que vivió muchos años, demasiados, muchísimos más de los que es esperable en un ser nacido de madre.
Todos miraban con temor al niño hermoso cuando era paseado por las nodrizas y en ocasiones por su propia madre por la comarca en aquel carruaje negro, tirado por caballos negros, siempre al atardecer o de noche, con las cortinas negras bajadas, sin que nada se viese en el interior. Se propaló el rumor de que, alguna vez, una pequeña mano blanca arrumbaba las cortinas y unos ojos rojos miraban desde una penumbra sin fondo, a un mundo exterior domeñado y de promisión. Las casas se cerraban a su paso, las cruces se colgaban en la ventanas, junto a las ristras de ajo y las viejas rezaban antiguos conjuros y consejas arracimadas junto al fuego del hogar. Corría el invierno de 1.401.
Sin embargo, las habladurías que pasaban de boca en boca señalaban en otro sentido en lo que concernía a la paternidad del niño. Como al conde le gustaban más los calzones que la fina lencería, se decía que él era el hijo de Damakus , duque de Sakay, un extraño noble que llegó a Transilvania desde tierras levantinas, desde la montañosa Simart en la lejana Valldignus. Era de esperar que tuviera relaciones galantes con la bella Ugarde, la condesa, que hacía mucho tiempo que tenía las sábanas frías en el lecho nupcial, y veía con odio como el bribón de su marido se perdía en brazos de Príapo. Se decía también que el duque pertenecía a la estirpe del Nosferatu, pues se veía con recelo sus costumbres nocturnas y tal palidez en un rostro latino. Había, pues, un upyr más en el castillo condal, para colmo de males.
El niño recordaba que el duque los visitó en varias ocasiones y en la última de ellas, cuando él tenía apenas once años, le dijo estas palabras : “Tu padre es un demonio y tu madre una perra, pero tú serás un lobo, un bersecker, y la noche te abrirá sus puertas para que extiendas la oscura semilla entre los hombres, creando así tu ejército de sombras. Pasará mucho tiempo, pero volveremos a encontrarnos, tan cierto como la noche sigue al día”.
Tan raudo como las imágenes intrusivas excitaron su cerebro, del mismo modo se fueron, como fuego que apaga el gélido viendo del invierno: Sanscoeur volvió a la realidad un tanto aprensivo, pero con la sensación de que había estado en un sitio conocido, en el hogar de sus antepasados, hollando la senda de su propia historia. Eso le venía sucediendo esporádicamente en las últimas semanas, sin que él lo pretendiese, ni lo pudiese evitar. No le preocupaba empero; lo que tenía que hacer en el devenir era tomar notas y esperar a que los detalles fuesen lo suficientemente sólidos para consolidar una historia que, sin lugar a dudas, estaba convencido de que era la suya, tan real como su corazón muerto.
Después arrojó los cadáveres al río impetuoso, que los llevaría al mar. Nadie los encontraría, y si esto sucedía, nunca se atribuiría su muerte a seres de ultratumba en quien nadie creía. Entonces pensó en ella y automáticamente sintió desazón, y no sin motivo; tal vez se hubiese despertado ya y que se encontraría sola y desamparada en su nueva condición. Sacó del bolsillo de su chaleco su reloj de cadena de oro y vio, sin ninguna dificultad en la oscuridad dada su condición preternatural, que apenas eran las dos de la madrugada. Posiblemente ella dormiría aún, pues en su caso le hicieron falta más de cuarenta horas de letargo para despertar a su nueva vida. No obstante, cabía asegurarse y volver cuanto antes.
Después, el vampiro surcó los cielos en dirección al castillo. Se posó en la boca del negro agujero que daba a las mazmorras más profundas, donde se encontraba lo más tenebroso, lo inaccesible, todo lo muerto. Le invadió nuevamente el temor de que ella hubiese despertado y abandonado las ruinas, aventurándose sola, sin su guía necesaria, en la noche, para buscar alimento. La sed la atenazaría y, en esas circunstancias, cualquier cosa era posible en un upiro bisoño.

3 Comments:

  1. stultorum said...
    ME gusta la parte humana del vampiro.
    No todo es maldad.
    Anónimo said...
    Me gusta tu aullido.. me gusta tu tinta..
    besos.
    te dejo sonrisas..
    Noxiouz said...
    lindo y electrizante...
    nos hipnotiza todo esto...

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Salvador Alario Bataller

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OBRA PUBLICADA A)CIENTÍFICA: 8 libros de Psicoterapia y Sexología (editorial Promolibro, valencia). 36 artículos especializados en diversas revistas (redactor de Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de Enlace, www.editorialmedica.com, y los artículos y otros textos se relacionan en la web). B)NARRATIVA: “La conciencia de la bestia”, edición privada, finalista (de los 15 finalistas) del Premio Planeta de Novela de 1997. “La ciudad desvanecida”, relato seleccionado por concurso de la revista Escribir y Publicar en su editorial Grafein Ediciones, Colección Escritura Creativa, integrante del volumen de cuentos ASI ESCRIBO MI CIUDAD (2001). “Descensus ad Inferos”, lo mismo que antes, pero este cuento pertenece al libro de cuentos “32 MANERAS DE ESCRIBIR UN VIAJE” , Grafein Ediciones (2002). “Maltidos. La Biblioteca olvidada”, Iván Humanes Bespín y Salvador Alario Bataller, Grafein Ediciones, Barcelona, (2.006). "101 coños, Ilustraciones y breves" (2008), Carlos Maza Serneguet, Salvador Alario Bataller e Iván Humanes Bespín. Ilustraciones de Vanesa Domingo Montón, Grafein Ediciones, Barcelona. "Antología Iberoamericana de MIcrorelatos" (2008),coautor, Ediciones Lord Byron, Madrid (en prensa) La acre lácrima (2006), novela, en http://www.lulu.com/alario7 Un estudio crítico del Necronomicón Apócrifo (2006), ensayo, en http://www.lulu.com/alario7 Las aventuras carpatianas del profesor Exhorbitus (2006), novela, autoedición, en http://www.lulu.com/alario7 Astrum Argentum . La vara del mago (biografía novelada de Aleister Crowley) (2006), novela, en www.lulu.com, en http://www.lulu.com/alario7 El murciélago monstruoso (2006), novela, en http://www.lulu.com/alario7 Nunca volví de cuba (2007), novela, en www.lulu.com, http://www.lulu.com/alario7 Cuentos en www.narrativas.com: Espejos (2007), Los pequeños (2007). La angustia última (2008). Lo que trajo la noche (2008). OBRA INÉDITA: Las nocturnidades de don Arturo del Grial, (2002), novela. Los ojos del moro (2003), novela. El doctor amor y las mujeres (2006), novela. La trama sináptica (2007), novela. Historias de amor, muerte y trascendencia (2007), novelas (dos novelas breves relacionadas). Los estados intestinales (2007), novela. Cuando cazaba pelos (2008), novela breve Cuentos completos (1999-2008) Blogs: http://clinica-psicomedica.iespana.es http://alario1.blogspot.com http://undostrescuentos.blogspot.com http://undostrescuentos2.blogspot.com http://elloboylaluna.blogspot.com http://lasnocturnidades.blogspot.com http://nohaymentesincerebro.blogspot.com
 

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