Découvrez la Radio Jazz vocal



-Los periodistas llegaron a los ocho de la noche, a la hora
justa que dije que vinieran.
>>Durante el día, ya desde hacía un mes, aquel sol maldito
estuvo achicharrando las tardes. Yo soy noctámbulo, como te he
dicho ya, y esa contingencia me importaba poco. No obstante, tenía
siempre el aire acondicionado a tope, un instrumento que acabó
convirtiéndose en una necesidad social sobre todo al romper la
centuria, porque el clima se estaba desertizando a pasos agigantados.
Esa misma tarde había escuchado en el telediario la noticia de una
comisión internacional de expertos sobre medio ambiente relativa a
que si no se ponía remedio en un plazo de cincuenta años, el caos
climático sería irreversible. Un amigo afirmaba que al mundo le
quedaban cien años y tal como iban las cosas, no parecía
descentrado, bueno veinte años arriba o abajo.
>>La solución del frío artificial era mucho mejor que soportar
la calígine, pero dejaba en el cuerpo y en el alma una sensación
artificiosa, de pesadez quebradiza, como algo contranatural que,
aunque necesario, el cuerpo no aceptaba plenamente.
>>Bueno, de todas formas, estábamos allí fresquitos, yo y dos
chicos bastante jóvenes, el periodista y el cámara. A dos metros de
mí habían colocado un foco inmenso y me pidieron que sería
conveniente que no fumase, por lo de la imagen. No pasaba nada,
en caso de que el duende nicotínico lo exigiese, haríamos un parón
para echar dos pitillos. También me pidió que, si sabía, hablase en la
lengua vernácula. No tenía inconveniente, aunque en la capital no se
hablaba a penas.
>>Yo estaba acostumbrado a este tipo de entrevistas, incluso
tuve un programa de sexología en una radio nacional, aunque ignoré
algunas peticiones de la televisión, simplemente porque interferían
con mi trabajo o me pedían que madrugase. Eso era algo que nunca
concedería. La ocasión del presente estuvo propiciada por un
reconocimiento nacional a mi última obra y, dicho sea de paso, ya
era conocido en los medios literarios y de información.
Comenzamos, entonces; el cámara me enfocó y, después de una
rigurosas presentación curricular -he de confesarlo, poluta y
completa- la primera pregunta, resultaba tópica.
-¿Qué sentido tiene la literatura en su vida?
54
-Es una forma de hablarse a sí mismo, de comunicarse, en
primer lugar. Después sirve para el descubrimiento y la transmisión
de principios, por lo cual ha de mover a la reflexión. Genéricamente
diré que mi literatura comienza conmigo y acaba conmigo, ajena a
toda moda.
-A despecho de que a mi usted me parece una persona amable
y considerada, hay quien afirma que es un misántropo y, como
corolario, un solitario empedernido, incluso entre sus pares
literarios.
-No me gusta la humanidad, en general, como categoría,
aunque amo a unas pocas personas, lo cual creo que resulta
inevitable. El pretender ser gregario adormece el alma y el espíritu, y
como cualquier cosa de masa, como la política, parte de las
costumbres, las creencias, o la fe, muchas veces se basa en la
ignorancia y el miedo. Un ser independiente y fuerte –con esto
quiero indicar meramente el ser independiente en grado y forma
relativas-, no necesita a la masa. En cuanto a no frecuentar círculos
literarios y demás, es simplemente por la no contaminación. No
deseo que el afuera influya en mi trayectoria, en una pureza que
intento preservar con uñas y dientes. Mis amigos intelectuales,
excepto un caso, no son escritores. En suma Lovecraft dijo que
Edmundo exterior es algo frente a lo que uno debe protegerse y yo
añado que cuando hay mucha gente cerca de uno, el mundo se
vuelve malo. Además, para un escritor no hay peor compañía que
otro escritor: aparte de las envidias, zancadillas puñaladas de todo
tipo, enrarecen el éter, porque, entre ellos, hay muchos neuróticos o
gente con trastornos mayores.
-¿Cuál es su posición actual frente al mundo?
-La lucha diaria contra la realidad social presente, para
conseguir el individualismo puro. Por eso, ante un mundo y una
sociedad que me desagradan hondamente, en mis escritos busco
plasmar la cotidianeidad, de la manera más realista posible (con
algún intercalado inevitable a lo numinoso o a lo mágico, pequeñas
dosis con las que embellecer la trascripción literaria de una realidad
horrísona con la apariencia del mejor mundo posible), hasta donde
la alcanzo.
Aire siempre mostraba ante mí un gran disgusto ante ese tipo
de entrevistas, cosa que debiera ser lo contrario, dado que sacaba su
55
parte de la comercialización de mi obra. Cuando llegaron los
periodistas, sin embargo, mostró una rígida cortesía, muy digna, y se
mantuvo en un rincón, observando con ojos achicados y gesto
acibarado cuanto pasaba a su alrededor, ese algo que a ella en
realidad no le importaba, que odiaba porque despegaba mi atención
de su persona y que veía como una intromisión en nuestra vida
privada. A veces se iba un rato al salón y ponía un poco demasiado
alto el televisor, para que yo supiera que estaba allí, pueril protesta
frente algo que no podía derrumbar. Después volvía y se mantenía
en off, casi en la sombra, pero yo sabía que estaba angustiada y en
esos momentos; prefería no mirarla, ni de soslayo.
-Da la impresión de que usted piensa que solamente la soledad
personal y la creación en el aislamiento personal son la mejor vía
para la creatividad y el vivir en el mundo.
-Es la neta verdad. Es mi estilo de vida, algo que he
conseguido, bueno, que estoy consiguiendo a lo largo de los años.
Un ser socialmente maduro debe ser un solitario, con lo cual indico
tener muy pocos amigos pero buenos y solamente con la lectura de
escritores significativos uno se alimenta para su vida literaria; en las
reuniones y acontecimientos sociales, aunque sean de pequeños
grupos, siempre está sembrada la semilla de la envidia, aguza la
espina del odio, la quimera de la banalización a causa del comercio
del arte.
-¿Cómo se llega eso?
-Es cuestión de tener el cerebro suficiente, la gratificación en
tu mundo particular y no dejar que la desilusión que uno
experimenta frente a las sandeces y barbaridades de la vida común
acaben desilusionándole o amargándole la existencia. Me aparté de
todo lo que atufase a gregario, incluso de aquello cultural y
socialmente correcto, que siempre es blando, lechoso, pegajoso,
trivial, delicuescente, en fin horrible. Los ideales, las causas
colectivas, además de castrantes, me son extrañas, pero me sirven
para plasmar un realismo duro y de ese realismo que muestran mis
escritos, siempre patético, amargo o cruel, busco su lado extremo,
insólito en algunas ocasiones. Sin embargo, con los años y la
experiencia consiguiente, nos damos cuenta que la realidad siempre
nos domina, que no podemos conjurar sus sombras, que la palabra
no puede derrumbar ni cambiar nada, y tenemos que ajustarnos a
56
ella, lo cual significa vivir en ella críticamente; la adaptación es
hacerlo con todas las concesiones, sin cuestionamientos, de manera
aborregada. De manera que un modo de conseguir dicho ajuste
consiste en la ecuanimidad y relativa libertad que representa el arte,
en este caso la literatura.
-Es para usted algo fundamental, el vivir con el arte, con la
belleza.
-Sí y eso se consigue con cerebro, la verdad más inherente al
hombre; lo único bueno que tiene la humanidad y ha tenido
siempre, es producto de la inteligencia, muchas veces movida por el
corazón, con los grandes propósitos, como todo lo malo. Este
hecho obvio es algo que actualmente los poderes interesados
porfían en esconder: se trata de que el hombre olvide, que no piense
y solamente consuma, sexo, mercancías, tiempo. Uno es hombre
porque tiene materia gris en su cerebro, en el córtex, y eso la especie
humana lo ha conseguido tras un largo y duro camino de evolución.
Por esto, la ciencia y el arte producto de ese cerebro y, claro de una
crianza crítica, rebelde, luchadora, y liberalizadora en suma, son
para mí el camino. La única manera de librarse un tanto de este
mundo apestoso, es mediante el arte, la imaginación (creativa o no) y
el amor. El amor es el único sentimiento que puede reconciliar un
tanto al hombre con su entorno, aunque de por sí sea efímero y de
naturaleza fantasmal.
Eso último parece que le sobrepasó y no preguntó al respecto.
Mejor así, podía llevarme algún tiempo aclarárselo y no me apetecía
que la conversación derivase por asuntos alejados del tema principal
del que estábamos hablando.
-¿Se definiría como un escéptico?
-El individualismo siempre es escepticismo, pero uno debe ir
más allá de las experiencias de sus coetáneos para buscar algo
trascendente –muy imbuido por la creación personal- y extraer
enseñanzas que puedan ser universales. Así que, en base a su yo, uno
trata de establecer una nueva forma de pensar y de actuar –que a
alguien más le pueden valer, sobre todo a los similares-, la de
personajes singulares que, aún siendo envidiados por los demás en
algunos casos, se han autoexcluido de la sociedad. Muchos de mis
personajes, los más importantes a decir verdad, poseen ese perfil.
57
Replegada detrás de los periodistas, abrumada en su rincón de
penumbra, Aire me acuchillaba, en ese instante, con ojos de
tormenta.
El muchacho asentía, más bien maquinalmente, pero se le
habían acrecentado las arrugas en torno a sus ojos, acumulando
tensión y perplejidad.
-Esa no relación con el mundo me posibilita la creación. He
hablado otras veces sobre el abismo entre el sujeto y el mundo,
entre el yo y el entorno, entre uno mismo y el afuera, como quieras
llamarlo. Es un binomio cojo, siempre falla una parte. El escritor,
con la creación, con la ficción, fabulando, se vive, frente a la
vulgaridad de la vida, toda esa gente profundamente insolidaria
acomodada en la rutina y el consumo. Al fondo de lo desconocido
para encontrar lo nuevo, Baudelaire dixit.
Desde el otro lado me fulminaban ojos con truenos y relámpagos.
-No obstante, hay un compromiso social, un deber estar en el
mundo para mejorarlo.
-Lo intenté de muchas maneras y la forma actual de hacerlo es
escribir, con la pretensión de que, aquellos que me lean, aprendan
algo, se cuestionen algo o meramente pasen un buen rato, por lo que
cuento en sí o porque se vean reflejados en ello. Ser paladín de
causas perdidas es un buen viático para el manicomio o la
autoflagelación infecunda. Resulta inevitable: la experiencia directa
desmiente las promesas del amor, los discursos de los políticos y la
existencia de lo más Alto. La familia puede dar algo de felicidad, en
algún caso, pero es un nido de dolor en muchos otros. Uno acaba
ajustándose a ello y debe vivir su vida, con los suyos que son pocos,
y cuya ecuación personal, repito, yo he encontrado en la inteligencia
(que siempre tiene una dosis de inconformismo, de rebeldía) y en la
soledad, antesala de una forma de libertad personal, en todo caso
condicionada, limitada. Pretender lo contrario es hacer castillos en el
aire. Estamos, pues ante una realidad abominable. Pasamos de la
utopía al estupor, como dijo un autor contemporáneo. Luchamos
con ilusión frente al dictador para terminar encontrado el oro del
individualismo puro y duro.
Entonces me atravesaban ojos aguanosos.
58
-Bueno sabemos ya su posición frente al mundo y vemos que
no le gusta. Pero, ¿cómo ve el mundo actual, la sociedad en que
vivimos?
-Es de lo que estoy hablando: No me gusta nada. Pero no
tengo ganas de hacer ahora un estudio sociológico. Hemos venido a
hablar de literatura. De eso iba el tema, creí entender.
Cuando se fueron, me fui a la terraza y fumé un pitillo. Aire se
había encerrado en el salón y tenía el televisor a todo volumen.
Después entré y estuve encantador con ella. Me dolía que sufriese. A
los diez minutos estaba radiante. Después, abrí el portátil y ella
volvió a hundirse.
Eran las cuatro de la mañana y yo la oía entrar y salir de su
habitación, para ir al baño o hacerse alguna infusión en la cocina.
Arrastraba los pies, para empeorar más las cosas si cabe, como si yo
no supiera que estaba allí, siempre chinchando. A eso de las cinco
menos cuarto, entró en el despacho, mirándome como una estatua
desde el marco de la puerta. Aquella fue la primera vez que me lo
dijo, arrastrando un hilo de voz.
Cualquier día me mataré, sólo tú serás el culpable.
Una corriente enervante me abatió de pies a cabeza y cuando
la miré seguro que mi cara estaba blanca como la cal, ella parecía una
efigie. Bajé la vista al libro que tenía entre manos, fulminado en
aquellos instantes espantosos, pero dispuesto a no hacer la menor
concesión. Que hiciese cuanto quisiese, su vida era suya y determiné
ignorarla sistemáticamente, alejarme de su cercanía, con la vana
esperanza de que algún día encontrase las llaves en el buzón y su
persona desvanecida de mi panorama vital.
-Cuando lo hagas, mátate de veras -Le dije y no la miré a la
cara hasta la noche siguiente.

0 Comments:

Post a Comment



Salvador Alario Bataller

Lugar:
Avda, Blasco Ibáñez, nº.126, 6º, 28ª Valencia 46022 Spain

Teléfono:
963724197

E-mail:
alario7@msn.com

Enviar un mensaje a este usuario.
OBRA PUBLICADA A)CIENTÍFICA: 8 libros de Psicoterapia y Sexología (editorial Promolibro, valencia). 36 artículos especializados en diversas revistas (redactor de Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de Enlace, www.editorialmedica.com, y los artículos y otros textos se relacionan en la web). B)NARRATIVA: “La conciencia de la bestia”, edición privada, finalista (de los 15 finalistas) del Premio Planeta de Novela de 1997. “La ciudad desvanecida”, relato seleccionado por concurso de la revista Escribir y Publicar en su editorial Grafein Ediciones, Colección Escritura Creativa, integrante del volumen de cuentos ASI ESCRIBO MI CIUDAD (2001). “Descensus ad Inferos”, lo mismo que antes, pero este cuento pertenece al libro de cuentos “32 MANERAS DE ESCRIBIR UN VIAJE” , Grafein Ediciones (2002). “Maltidos. La Biblioteca olvidada”, Iván Humanes Bespín y Salvador Alario Bataller, Grafein Ediciones, Barcelona, (2.006). "101 coños, Ilustraciones y breves" (2008), Carlos Maza Serneguet, Salvador Alario Bataller e Iván Humanes Bespín. Ilustraciones de Vanesa Domingo Montón, Grafein Ediciones, Barcelona. "Antología Iberoamericana de MIcrorelatos" (2008),coautor, Ediciones Lord Byron, Madrid (en prensa) La acre lácrima (2006), novela, en http://www.lulu.com/alario7 Un estudio crítico del Necronomicón Apócrifo (2006), ensayo, en http://www.lulu.com/alario7 Las aventuras carpatianas del profesor Exhorbitus (2006), novela, autoedición, en http://www.lulu.com/alario7 Astrum Argentum . La vara del mago (biografía novelada de Aleister Crowley) (2006), novela, en www.lulu.com, en http://www.lulu.com/alario7 El murciélago monstruoso (2006), novela, en http://www.lulu.com/alario7 Nunca volví de cuba (2007), novela, en www.lulu.com, http://www.lulu.com/alario7 Cuentos en www.narrativas.com: Espejos (2007), Los pequeños (2007). La angustia última (2008). Lo que trajo la noche (2008). OBRA INÉDITA: Las nocturnidades de don Arturo del Grial, (2002), novela. Los ojos del moro (2003), novela. El doctor amor y las mujeres (2006), novela. La trama sináptica (2007), novela. Historias de amor, muerte y trascendencia (2007), novelas (dos novelas breves relacionadas). Los estados intestinales (2007), novela. Cuando cazaba pelos (2008), novela breve Cuentos completos (1999-2008) Blogs: http://clinica-psicomedica.iespana.es http://alario1.blogspot.com http://undostrescuentos.blogspot.com http://undostrescuentos2.blogspot.com http://elloboylaluna.blogspot.com http://lasnocturnidades.blogspot.com http://nohaymentesincerebro.blogspot.com
 

©2009 El lobo y la luna | Template Blue by TNB